"Lasciate Ogne Speranza, Voi Ch'Intrate..."

"Perded toda esperanza los que aquí entráis..."

Éste es el famoso verso que hace grabar Dante en las puertas del infierno, en su Divina Comedia, y es también uno de los versos que puedo recordar de la multitud que puebla el inquietante libro de José Carlos Somoza: La Dama Número Trece.

Una novela que me absorbió enseguida. Demasiado atípica, demasiado desconcertante, demasiado ¿real?


A medida que se adentra una en la trama, si se consiguen olvidar las leyes de la física que rigen nuestro día a día, todo parece posible. Al fin y al cabo, hoy por hoy no tenemos una explicación razonable para todo.

No es una obra maestra, pero se lee con agilidad y entretiene muchísimo. Incluso, si se es lo suficientemente sugestionable, puede que alguna escena inspire miedo o cuanto menos desasosiego.

Tiene detalles de extraordinaria imaginación que conectan con éxito con situaciones verosímiles, y el autor ha procurado que no quede ningún cabo suelto ni final abierto, lo que ya de por sí es un mérito.

Lo encontré por casualidad en la sección de libros de unos grandes almacenes. Aunque debo reconocer que la portada no es del todo sugerente, nada más ojear el resumen que siempre aparece en la tapa posterior del libro, supe que, por mucho que leyera el de otros, me iba a ir con él a casa. A su favor debo decir que no es el típico género que abunde en la prosa española actual, lo cual ya es un hecho diferencial.

Al principio estaba reticente a escribir esta entrada. No quiero dar demasiados detalles sobre el libro. La intriga comienza en la primera página. Y no es que emplee una expresión al uso, es que realmente la intriga comienza en la primera página.

Recientemente se ha publicado la noticia de que el director Jaume Balagueró va a adaptar la novela al cine. Trabajo le va a dar.

No me la esperaba, sinceramente. Me la leí hará unos 7 años, y aun así es uno de esos libros que retomo cada cierto tiempo, como El Club Dumas (pero ésa es otra historia...)