lunes, 24 de octubre de 2011

A veces, la desidia

Iba a comenzar la entrada con una pregunta, pero me pareció tan obvia que directamente la voy a plantear como afirmación:

A todas/os nos ha pasado. Tenemos que actualizar algo (cámbiese "actualizar" por cualquier otro verbo) pero lo vamos dejando, dejando y dejando...

A mí me ocurre a menudo con multitud de quehaceres fútiles. Considero que tengo otras preocupaciones de mayor importancia, que requieren por tanto una mayor dedicación, pero lo cierto es que la mayoría de las veces PIERDO EL TIEMPO en cualquier otra nimia afición, véase mirar páginas "chorras" a la par que entretenidas (siendo inversamente proporcional lo divertido de esas páginas con su nulo provecho intelectual o tangible)

Conclusión: al final dejo sin terminar lo de mayor relevancia, y sin empezar lo de trascendencia menor.

Pero hay ocasiones en que no existe ninguna excusa para explicar la demora. Es simple y llana desidia.

Pereza, hastío y tedio.


(No quería reconocerlo, pero últimamente no me apetece nada salir de compras. Y asumo que es imperativo que lo haga, porque la renovación de mi fondo de armario depende de ello. Pero qué le voy a hacer, sufro astenia primaveral en pleno invierno)

Problema: se corre el riesgo de que esta desgana se extrapole al resto de aspectos del día a día, verbigracia la lectura.

No sé si es porque los libros que me estoy leyendo ahora (sí, algo insólito en mí, leer dos libros a la vez, dado que disfruto mucho más de uno en uno, cuando me centro en él por completo) son un tanto densos o porque directamente estoy apática en todo.

...Prefiero pensar que es debido a mi indolencia. Porque cuando empecé el primero, a pesar de tratarse de un ensayo histórico, no me parecía nada plúmbeo. Y en cuanto al segundo, debo aclarar que quizás se me haga pesado porque está en francés, y hace unos cuántos años que no lo toco.



Sea como fuere, el blog también se ha visto afectado por esta especie de abulia. Y no es la primera vez que sucumbe.


Y vosotras/os, ¿alguna vez habéis dejado un libro a la mitad, no porque os cayese mal el protagonista, si no por puro aburrimiento?

No hay comentarios:

Publicar un comentario